Tomar a mamá: la puerta a la vida plena

¿Y si te dijera que todo lo que anhelas una relación sana, abundancia económica, un sentido de pertenencia en el mundo está conectado por un hilo invisible con tu madre?
Desde la mirada de las constelaciones familiares, mamá no es solo la mujer que nos dio a luz. Es la puerta por la que entramos a la existencia.
A través de ella recibimos no solo el cuerpo, sino también el primer “sí” a la vida: el permiso para estar, para recibir, para amar y para avanzar.
Mamá es nuestro primer vínculo con el mundo.
Cuando la rechazamos por dolor, juicio, abandono o resentimiento, cerramos también la puerta al flujo vital.
Porque no es posible abrazar plenamente la vida si no abrazamos a quien nos la entregó.
Si no logramos mirar a mamá con amor, o no la acogemos en el corazón tal como fue con sus luces y sombras, se interrumpe la corriente que nos conecta con la abundancia, la alegría, la confianza y el amor sano.

A través de mamá también recibimos el permiso para amar.
Si ella vivió el amor con dolor, si fue traicionada, desilusionada o se sintió sola, muchas veces, sin saberlo, cargamos con esa herida.
Entonces, inconscientemente, creemos que elegir un amor distinto al suyo es una traición.
Como si vivir una historia propia, más plena y libre, significara alejarnos de su corazón.
«No me atrevo a amar plenamente si siento que eso me separa de ella.»
Además, mamá nos da o no el permiso para tomar a papá.
Si ella no logró reconciliarse con él en su interior, es probable que hayamos heredado su mirada: lo juzgamos, lo ignoramos o lo excluimos de nuestro sistema familiar.
Pero cuando no tomamos al padre, perdemos una fuente esencial de fuerza.
Porque a través de él nos conectamos con el mundo exterior: con la acción, la estructura, la capacidad de sostenernos, trabajar y construir.
Solo desde papá podemos salir al mundo con firmeza.
Y si no lo tomamos, nos cuesta encontrar nuestro lugar, definir un propósito, generar ingresos estables o avanzar con confianza.
La abundancia no depende solo del esfuerzo o la suerte.
Es, en gran parte, el fruto de estar alineados con la vida.
Y esa vida nos llega, en primer lugar, a través de mamá.
Cuando mamá, en lo visible o en lo invisible, nos dice:
“Sí, hij@. Te bendigo. Toma la vida. Haz tu camino. Vive tu propia historia”,
algo profundo se libera dentro de nosotros.
Entonces, la vida comienza a fluir con más ligereza.
El dinero encuentra su cauce, el trabajo aparece, las oportunidades llegan…
porque cuando tomamos a mamá, tomamos la vida.
Y cuando tomamos la vida, tomamos todo lo que ella trae consigo.

¿Puedes mirar a tu mamá como la gran dadora de vida, más allá de sus heridas o limitaciones?
¿Sientes en tu interior que tienes su bendición para amar, crear, trabajar y vivir con alegría?

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