Ese cambio de miradas, ese saludo, esa química inexplicable tenía que suceder. Puedes pensar «podría haberme enamorado de alguien más, podría haber conocido a alguien mejor» y la verdad es que no,
no podrías.
Esa historia necesitaba pasar, la lección sólo podía ser aprendida en esa relación.
Entre todas las millones de personas que pudieron ser, te atrajo la sonrisa de esa persona, sus formas, sus actitudes,
su vibración.
Cuando nuestra vida se cruza con la de alguien más, el camino se transforma; cambia de ruta. El destino, la vida,
el futuro, los planes. Todo se rehace de nuevo.
También es cierto que todo podría no salir como esperas.
Y sí, es una gran posibilidad.
No hay manera de saber que pasará, como será la relación, pero te arriesgas. Lo que sientes te hace rebozar en sentimientos y tienes la valentía de poner tu corazón en juego.
Conocemos exactamente a quien debemos conocer, nos enamoramos exactamente de quien debemos enamorarnos, después el no soltar o el aferrarse es tema de cada quien y tal vez esa sea la lección…
Somos una colección de nuestros amores, desilusiones, alegrías y aprendizajes. Puede parecer que nos desviamos un poco en ocasiones pero es para llegar al lugar donde tenemos que llegar. Nada es accidental.
Más allá de las relaciones, ama tus amores correspondidos y tus desilusiones. Las cicatrices y las marcas son exactamente lo que tenía que pasar, eres mejor persona ahora ¿no?
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